El Parador de León reabre sus puertas
Después de tres años de cierre para someterse a una reforma integral que ha supuesto su total renovación, ha reabierto el Hostal de San Marcos de León, uno de los establecimientos más emblemáticos de Paradores.
El Hostal San Marcos, Parador de León, cerró al público en diciembre de 2017 para someterse a una reforma integral. Si ya era un lujo alojarse en sus habitaciones, esta reforma constituye una experiencia exclusiva por las novedades que aporta tras la reforma.
El Parador se dividía en dos espacios diferenciados: el Parador histórico, el Hostal de San Marcos, y el edificio “moderno”, de los años 70. Se decidió que la obra de renovación se dividiría en dos fases: la primera, la reforma del edificio histórico y la segunda, la construcción de un nuevo edificio para lo que se derribó el edificio moderno existente adjunto al histórico.
La arquitecta Mina Bringas ha liderado el proyecto de rehabilitación del Hostal de San Marcos, una maravillosa joya del renacimiento español con una espectacular fachada plateresca. Según explica, la intervención se ha realizado con total respeto al edificio histórico.
La idea central del proyecto ha sido “recuperar la volumetría original del edificio, un edificio de crujías perimetrales entorno a un patio. Se recupera ese espacio como corazón del edificio”.
Es un espacio «de nueva planta que acoge la cafetería y, sobre él, colgado a gran altura, se podrá contemplar en todo su esplendor el espectacular techo de Lucio Muñoz, que ha sido restaurado», señala la arquitecta.
«El Parador contaba con esta impresionante obra de Muñoz que estaba ubicada en uno de los salones y a la que ahora se le ha querido dar protagonismo como coronación de este edificio», destaca la arquitecta.
Precisamente, es el gran techo de Lucio Muñoz el hilo conductor de la selección de obras contemporáneas, entre las que destacan piezas de los años 50 y 60 elegidas por una comisión de expertos de arte de reconocido prestigio, de artistas como Rafael Canogar, Francisco Farreras, Carmen Laffón, Julio López Hernández, Antonio Saura, Juan Barjola, Juan Genovés, Menchu Gal y José Vela Zanetti.
Además, se muestran unas 500 obras de arte, algunas procedentes de otros establecimientos de la red de Paradores, que se han ubicado en zonas comunes para que también los visitantes no alojados puedan disfrutar de estas obras.
Asimismo, el Parador exhibe un imponente y diverso conjunto de obras de la colección antigua que refleja el espíritu de las piezas preferidas por la Orden de Santiago, ya que el edificio fue su sede en 1152 y se convirtió, tras su reforma en la década de 1530, en uno de los principales focos de implantación del Renacimiento en España.
El cierre del establecimiento se ha aprovechado para restaurar algunas de las valiosas obras que atesora el Hostal de San Marcos como “El Nacimiento de Cristo”, obra del siglo XVI del artista renacentista Juan de Juni y ubicada en el claustro antiguo.
Además del techo de Lucio Muñoz, han sido restauradas otras obras como la Inmaculada de Antonio de Pereda y Salgado, el artesonado del siglo XVI de la Sala Capitular o los espejos del siglo XVIII que presiden la escalera principal y que han vuelto su aspecto original tras los minuciosos trabajos de restauración.
Mina Bringas describe el interior del edificio como “un interior sobrio, con pocos materiales. No compite con el exterior”. Añade la arquitecta que se han empleado “principalmente la piedra natural, las maderas naturales y luego un color oscuro que a mí me trae un poco el aire monacal de un edificio de este tipo, con claustro, que ha tenido muchos usos, que ha sido convento u hospital”.
Con la categoría de 5 estrellas Gran Lujo, el Parador abre con una oferta de 51 habitaciones, 33 de ellas dobles estándar, dos adaptadas a clientes con necesidades especiales, nueve de categoría superior, cinco junior suite y dos suites. También va a contar con distintos salones para eventos y banquetes y nuevos espacios comunes.
Cabe destacar que se han recuperado alrededor de 600 piezas del mobiliario existente en el Parador en ocasiones con un nuevo uso como, por ejemplo, unas antiguas puertas se han transformado en cabeceros de las nuevas habitaciones.
Las telas de las cortinas son de Gastón y Daniela mientras que las alfombras inspiradas en la colección contemporánea de Paradores son de Paul Heredia.
En esta apuesta por la excelencia, la artesanía y el buen hacer de la producción local también están presentes. Los plaids de la cama son mantas artesanales de Val de San Lorenzo, y en el comedor de desayunos, hay un mueble platero compuesto por piezas de barro de Jiménez de Jamuz, de La Bañeza.
Es de agradecer la apuesta realizada por Paradores por la recuperación y remodelación de un edificio como el Hostal San Marcos y las obras artísticas que ahí se alojaban.
Sin duda, los ingredientes perfectos para los que buscan algo más que alojarse en un establecimiento único: Arte en mayúsculas, excelente servicio y gastronomía.
Me sumo, sin dudar, a las palabras del presidente de Paradores, Óscar López: «La reforma era más que necesaria. El Parador era una maravilla y ahora va a ser aún mucho mejor».
Imágenes: Cortesía de Paradores.
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